2. Pronto llegó noviembre con su pálido aliento de lunas y hojas muertas.Los días fueron haciéndose más cortos cada vez y las interminables noches junto a la chimenea comenzaron a sumirnos poco a poco en un profundo tedio.
Antes,nos reuníamos todos en de las casas,junto a la chimenea,y,allí,durante largas horas,mientras la nieve y la ventisca gemían en lo alto del tejado, pasábamos las noches del invierno contándonos historias y recordando personas y sucesos,casi siempre de otro tiempo.El fuego,entonces ,nos unía más que la amistad y que la sangre.Las palabras servían, como siempre, para ahuyentar el frío y la tristeza del invierno.Ahora, encambio,a Sabina y a mí,el fuego y las palabras nos volvían más distantes, los recuerdos nos hacían cada vez más silenciosos y lejanos.Y, así, cuando llegó la nieve, la nieve estaba ya, desde hacía mucho tiempo, en nuestros propios corazones.
miércoles, 23 de abril de 2008
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